Una creencia popular reza que “el poder corrompe”. Aunque el propio concepto lo determine como una especie de ente abstracto, es normal que el poder en el liderazgo sea un fuente para ejercer mayor protagonismo en una organización.
Sin embargo, es importante destacar que el poder, así como el liderazgo, no es ni bueno ni malo. Solo se podrá juzgar de acuerdo con la persona que lo posea.
En este artículo pretendo compartir mi opinión sobre el poder en el liderazgo que aparece como consecuencia de influir en las personas.
¿Qué es el poder en el liderazgo?
El poder es la capacidad de influir en los demás para lograr un objetivo común.
Este puede ser ejercido de forma legítima o ilegítima, según los fines y los medios que se empleen. Y también, implica una relación entre quien lo posee y quien lo recibe, que puede ser de cooperación o de conflicto.
Pero más importante de entender, el poder no es un ente único para todos. Y aunque no se puede medir, es más fácil comprender este concepto por medio de “cuotas”. Es decir, aunque dos personas o grupos tengan “poder”, generalmente uno tendrá más poder que otro.
Y esto pasa porque el poder se va adquiriendo por medio de “fuentes de poder”, tales como: influencia, dinero, información y capacidad de coacción.
Entonces, ¿Qué es el poder en el liderazgo?
El poder en el liderazgo se genera gracias a la influencia que el líder posee sobre los miembros de la organización, la información o conocimiento que tiene sobre los procesos de la misma y la capacidad de conseguir resultados.
Estas 3 características son las principales fuentes del poder del liderazgo.
Tipos de poder en el liderazgo
Existen diferentes tipos de poder en el liderazgo, según la fuente de donde provenga y el modo de cómo se manifieste. Algunos de los más comunes son:
- Poder legítimo: Es el que se basa en la posición o el cargo que ocupa el líder dentro de una organización. Le otorga autoridad formal para tomar decisiones y asignar recursos. Este tipo de poder suele ser aceptado por los seguidores, siempre que se ejerza con respeto y justicia.
- Poder de recompensa: Es el que se basa en la capacidad del líder para ofrecer incentivos o beneficios a los seguidores a cambio de su colaboración. Puede ser material (dinero, premios, ascensos) o simbólico (reconocimiento, elogio, apoyo). Este tipo de poder suele ser efectivo para motivar a los seguidores, siempre que se aplique con equidad y transparencia.
- Poder coercitivo: Es el que se basa en la capacidad del líder para imponer sanciones o castigos a los seguidores que no cumplan con sus expectativas. Puede ser físico (violencia, amenaza, presión) o psicológico (humillación, crítica, aislamiento). Este tipo de poder suele ser negativo para el clima laboral y la confianza entre el líder y los seguidores, ya que genera miedo y resentimiento.
- Poder de referencia: Es el que se basa en la identificación o admiración que los seguidores sienten por el líder. Se debe a las cualidades personales del líder, como su carisma, su integridad, su visión o su ejemplo. Este tipo de poder suele ser positivo para generar compromiso y lealtad entre los seguidores, ya que se basa en una relación afectiva y de respeto mutuo.
- Poder de experto: Es el que se basa en el conocimiento o la habilidad que el líder posee sobre un tema o una actividad. Le otorga credibilidad y confianza ante los seguidores, que reconocen su competencia y su experiencia. Este tipo de poder suele ser positivo para mejorar el desempeño y la calidad del trabajo, ya que se basa en una relación profesional y de aprendizaje.
El poder en el liderazgo no es estático ni absoluto, sino que varía según el contexto, la situación y las personas involucradas.
Un buen líder debe saber adaptar su estilo de liderazgo al tipo de poder que tiene y al tipo de poder que necesita para lograr sus objetivos.
Asimismo, debe saber combinar diferentes tipos de poder para equilibrar la autoridad con la influencia, la exigencia con la recompensa, y la dirección con la participación.
Por otra parte, para que un líder no sea corrompido por el poder, debe tener la capacidad de creer en sí mismo, y entender que el propósito de la organización es más grande que una persona. Usualmente, los líderes con baja autoestima o confianza personal son propensos a dejarse seducir por el poder en el liderazgo. Evita eso accediendo a mi curso para creer en ti mismo.
Te invito a escribir un comentario sobre qué tipo de poder en el liderazgo ejerces en tu organización.